sábado, 25 de abril de 2009

CONVERSACIONES CON EL VIENTO









Hoy el viento me habló desde el fondo del bosque, y dijo muy convencido, que no volverás, que debo eliminar de mi diccionario el verbo volver, y aprender a conjugar uno que se llama olvidar.

Quiero que sepas que tu recuerdo es más grande que todo aquello que no tiene explicación lógica, y que no he querido escuchar lo que se dice en la floresta, aunque el viento ha estado insistiendo en dejar una estela de letras y de frases cada vez que camina en medio de las hojas de los árboles, y sobre las aguas del estanque en donde se bañan las libélulas y las mariposas que nunca pudimos contar.

Parece cosa de locos, y es posible que no me creas, pero mientras negaba la posibilidad de escucharlo, aprendí a hablar en el idioma de los fenómenos naturales que llegan y se van de casa, y en el lenguaje abstracto de las hojas que cubren el camino que tantas veces recorrimos.

-Brisa. ¿Volverá?
-No lo creo. Pregúntale a las hojas-
-Hojas…
-No sigas. Bien sabes que no puede retornar quién nunca estuvo.
-Dime atardecer. ¿Volverá?
-Es imposible que lo haga. Su recuerdo se fue más allá del sol de los venados.
-Arreboles. Son ustedes mi última esperanza ¿Volverá?
-No. Ya pintamos el atardecer, y sólo vimos la silueta de tu ciudad, más no la de ella.
-¿Entonces qué debo hacer?
-No hagas nada. Vuelve a la brisa. Pregúntale de nuevo, mira las hojas, tócalas, busca en ellas los pasos perdidos, escucha al atardecer, y sí nada comprendes todavía, entonces el viento habrá de repetirte lo que no has querido aceptar.


El tiempo ha pasado entre nosotros, y la vida con algunos de sus colores, sigue en el mismo lugar en donde la dejaste. Continuo escribiendo, no se sí mejor o peor, y la puerta cómo te lo dije alguna vez, permanece abierta por si quieres volver.
Quiero que sepas que aprendí a apagar la estufa, y que cuando lo hago me acuerdo de tí. También aprendí a preparar café.

Luis Carlos Bonilla Sandoval – (Santa Elena, Abril 19/2009)

3 comentarios:

FRANCISCO PINZÓN BEDOYA dijo...

¿Y tu café sabe a Colombia? Me gusta esta tonalidad de melancolía que hay en este escrito

un saludo

Rembrandt dijo...

Me saben a tristeza tus palabras de hoy , quizás no era mi mejor momento para estar aquí, pero la suavidad de tu música me ha permitido escribirte estas pocas líneas. Preciosos versos que ilustran el bien perdido.

Te beso querido amigo y que estés muy bien.

PD: Ya me pasaré un día de estos a tomar esos mates con galletitas.

Nerina Thomas dijo...

sE APRENDE AUNQUE SEA TARDE, SIEMPRE SE APRENDE. y a no repetir los olvidos poeta!!

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