Tiempo de sueños esquivos en el que ha aparecido un poco de todo, hasta el recuerdo del día en el que mi padre perdió mi nuevo bluejean jugando al póker.
Tiempo de papeles arrugados y de hastíos en los que no he sabido nada de tu vida, y en el que lo único cierto, es que he estado soñando con tus dibujos nacidos en medio de claroscuros, sticks de incienso, porciones de pizza, botellas de Coca Cola a medio llenar, recortes de revistas, carátulas de discos, música de Eric Clapton, Bob Marley, y los Stones.
Quisiera saber si ya encontraste la casa donde alguna vez nació el sol, ése refugio invisible para alucinados del que me decías que sólo se puede llegar cuando se escribe, y en dónde es posible amar hasta el amanecer porque no existe el olvido.
Hoy he recordado la tarde cuando leímos a Baudelaire y me dijiste que las paredes y los muebles en ella no existen, que hay que dibujarlos para sentir sus líneas, y que te parecía triste saber que el tren que viaja a New Orleans, ya no se detiene en en la casa donde nace el sol.
Te cuento que después de haber visto 2001 Odisea del espacio por centésima vez siguiendo tus consejos para poder entender su simbología, no podría decirte si me inclino por esta adaptación que Kubrick hace del Centinela de Clarke, sí por Hikmet cantándole a “Tu alma”, quizás Bécquer que no sabe lo que ha soñado, de pronto García Márquez y sus mariposas amarillas, talvez Machado y los fantasmas, acaso Sabines o a lo mejor Serrat y su "Secreta mujer".
PD: Si te interesa saberlo, creo que por ahora…sólo me interesás vos, y más adelante…sólo vos.
Me lo recomendó el médico para la cordura.
Luis Carlos Bonilla Sandoval – Julio 18/2009
Fotografías: Luis Carlos Bonilla Sandoval