sábado, 24 de octubre de 2009

MI MAMÁ YA NO ME MIMA












Cuando abro la nevera y no encuentro mayonesa de la que preparabas, siento un enorme vacío en mi vida, y esto me hace reafirmar que no me trajiste al mundo a sufrir, sino a disfrutar de una fiesta sin final, pero viéndome tan solo en la mansarda que ocupo desde que me fui de casa por haber perdido el año escolar, hace que piense todo lo contrario, y que busque consuelo algunas veces en la canción “Fair game” de Crosby, Stills, Nash & Young porque recuerdo que la conocí cuando decías que me estabas criando con cautela, palabra que abarcaba cualquier intento de ir a la esquina a contar películas con mis amigos.

Muchas veces me ha provocado dejar todo, pero no sé cómo, y lo peor es que no puedo ni siquiera intentarlo, porque no he pagado la renta hace más de dos meses, situación que me obliga a esconderme del casero cuando lo veo, porque anda diciendo que si no me pongo al día, se llevará todos mis discos de rock. Ya se cargó el de los Dave Clark five que tiene la canción “Because”, el de Arlo Guthrie que incluye el tema “Coming into Los Angeles,” uno de América con el clásico “Don’t cross the river”, y “Hold the line” de la banda Toto. Mamá, así te suene raro, esto es peor que aguantar hambre.

No vayas a creer que sólo te extraño por lo de la mayonesa, también te echo de menos cuando escucho “Miss you” de los Rolling Stones. Esta canción me recuerda la lasagna de pollo y el puré de papas con tocineta sofrita que hacías, aunque también trae a mi memoria los movimientos de caderas de Mick Jagger, y la imagen de Laura llevándose mis cuentos del pato Donald, y el libro de imágenes de The Beatles del fotógrafo Tim Hil . Te juro que si hubiera sabido que cumplir años y no madurar iban a complicar mi vida, habría hecho hasta lo imposible por aprender a anudarme la corbata, pero ya ves, sólo se desnudar mis debilidades de hijo, pues soy un pésimo malo.
Me gustaría que escucharas “Dismal day” de la banda Bread para que sepas cómo me estoy sintiendo, pero si no la entiendes, pídele a mi hermana mayor que te traduzca “Mother freedom” del mismo grupo, así sabrás que estar lejos de casa no ha sido malo del todo, pues aunque no terminé la secundaria, ni aprendí a pegar un botón y mucho menos a freír un huevo, sé hacer pulseras tejidas, collares con semillas, y hasta tengo tiempo para soñar con un mundo mejor.

Ayer mientras revisaba algunas fotos en las que aparezco feliz a tu lado, pensé seriamente en la posibilidad de seguir sonriendo, así me tilden de inmaduro, pues tú más que nadie sabe que la edad, la curiosidad, y llevar la contraria, hacen que sienta lo mismo ante lo que veo como asimilado, y lo más importante, es que la cultura sistematizada, no ha podido satisfacer a este curioso del desorden y del colorido.

Quisiera saber si todavía me recuerdas cuando cumplo años, pues desde que decidí vivir solo, nadie volvió a darme regalos, ni a cantarme el “Happy birthday”, olvido que me ha llevado a decidir que la canción de The Beatles con este mismo nombre, sea la que alegre mi vida cuando trate de recordar cuántos años no tengo.

Postdata#1: Hoy me levanté con la canción “Turn turn turn” del grupo norteamericano The Byrds dándome vueltas en la cabeza. Debe ser porque Laura se fue barriendo con todo.
Postdata#2: Mamá por favor llama antes de que me corten el teléfono, que el casero se lleve mis discos, y tenga que vender la guitarra. Me hace falta tu cantaleta.


Luis Carlos Bonilla Sandoval



Fotos: Luis Carlos y Google

miércoles, 14 de octubre de 2009

TE ROCKUERDO DESDE LA BAÑERA



















































Quiero que sepas que si estuviera afectado por tu partida, y por la conversación telefónica que sostuvimos después de que te llevaste las cosas que teníamos en la mansarda, a excepción de mis discos de rock y los afiches de The Beatles, no estaría en la bañera tratando de introducir mi patito de caucho dentro de una pompa de jabón mientras vivo la sicodelia de los diez y siete minutos y cinco segundos de la canción “In-a-gadda-da-vida” de la banda Iron Butterfly. Escuchar esta versión larga ha sido una buena estrategia para olvidarte, y para que no me tiemble la voz cuando deba decirte que ya no anhelo cruzar contigo el universo dentro del bus multicolor que estuvo en Bethel.

Ayer mientras buscaba un disco perdido de John Denver con el que esperaba darle un color diferente a mis nostalgias, encontré las flores y el signo de la paz que me hiciste con papel mache aquélla tarde en la que escuchábamos “Reflections of my life” del grupo The Marmalade, y mientras las contemplaba, reconstruí el momento en el que te dije que la melodía de la canción no tenía nada que ver con la traducción al español que algunas emisoras hacían de la letra, recordando además que después de que te hice este comentario tan simple, tuviste tus primeras pataletas de adulto, pues apagaste la grabadora para decirme que habías pasado el examen de admisión en la universidad, que estudiarías derecho y ciencias políticas, y que nunca más volverías a usar jeans ni a rockear conmigo porque esto no va con la rigidez de la “Teoría Pura del Derecho” de Hans Kelsen, y mucho menos con tu nueva vida de estudiante respetable.
Menos mal que no aprendí a interpretar la guitarra que me regaló mi papá. Pienso que hubiera cometido un error apagando la última estrella mientras te componía un Blues triste para hacerte ver que estabas equivocada. La melodía y la letra tan personal, habrían sido con el tiempo mi dolor de cabeza. Prefiero soñarte con “Like a rolling stone” de Bob Dylan, aunque sé que nunca te gustó la voz de este cantante.

He pensado que después de que termine de bañarme, y que el patito de caucho se haya salido de la pompa, te llamaré. Pero lo que no sabrás es que lo voy a hacer porque te extraño, y que el pretexto será el de averiguar por el paradero de las revistas Life que guardaba en mi clóset, sobre todo por aquéllas en las que aparecen en sus carátulas los Cuatro de Liverpool, los astronautas del primer viaje a la luna, las fotos de la alternativa de Manuel Benítez “El Cordobés”, los estragos del Napalm en guerra del Viet Nam, y las fotos del Ché en Bolivia. Pero si para cuando te llame estás ocupada preparando tus exámenes finales, no te preguntaré por las revistas, te hablaré de la nueva franela que compré en una venta de saldos para reemplazar la gris de Mickey Mouse que nunca te gustó, pero no te haré comentarios de mis tenis Adidas, ni de mis Levi’s 501. No te gustará saber que los primeros perdieron parte de la suela como me lo pronosticaste, y los segundos están llenos de rotos y parches alusivos a bandas de rock.

Si hubieras escuchado la canción “My generation” del grupo británico The Who cuando te lo sugerí, hoy estarías rompiendo guitarras como Pete Townshend, pero quisiste ser adulto, permitiendo además que tu mirada madurara. Cuando tocó la harmónica en la esquina, me dicen que vistes de sastre, que usas tacones altos, y caminas de prisa. Yo sigo usando jeans desteñidos, y tan campante como Johnny Walker.

Creo que no te he olvidado, y esto lo pude comprobar, pues mientras escuchaba “The horse no name” del grupo América, sonó el timbre y pensé que eras tú que regresabas sin tus libros de derecho, con los senos libres bajo la blusa hindú que tanto me gustaba, con algunas margaritas enredadas en el pelo, y haciendo el signo de la paz. Pero me equivoqué. Era la vecina que venía a reclamarme porque estaba saliendo agua por debajo de la puerta del apartamento. Debió ser que dejé la llave de la bañera abierta mientras esperaba una llamada tuya.

Postdata: He aprendido a preparar el agua jabón para hacer pompas. Cuando quieras te enseño, pero por favor trae tu aro de alambre para saber quién hace la más grande.

Luis Carlos Bonilla Sandoval (Octubre 2009)


Fotos: Google


martes, 6 de octubre de 2009

ZAMBA PARA NO MORIR





Romperá la tarde mi voz,
hasta el eco de ayer,
voy quedándome sólo al final,
muerto de sed, harto de andar,
pero sigo creciendo en el sol, vivo.
Era el tiempo viejo, la flor,
la madera frutal,
luego el hacha se puso a golpear,
verse caer, sólo rodar,
pero el árbol reverdecerá, nuevo.
Al quemarse en el cielo la luz del día, me voy,
con el cuero asombrado me iré,
ronca al gritar que volveré,
repartida en el aire a cantar, siempre.
Mi razón no pide piedad,
se dispone a partir,
no me asusta la muerte ritual,
sólo dormir, verme borrar.
Una historia me recordará, vivo.
Veo el campo, el fruto y la miel,
y éstas ganas de amar.
No me puede el olvido vencer,
hoy como ayer, siempre llegar,
en el hijo se puede volver, nuevo.
Al quemarse en el cielo la luz del día, me voy,
con el cuero asombrado me iré,
ronca al gritar que volveré,
repartido en el aire a cantar, siempre.

Canción: Zamba para no morir (Mercedes Sosa)
Fotografia: Paula Andrea Pinzon Bonilla

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