miércoles, 1 de diciembre de 2010

ELEGÍA







Con esos poderes magicos que tienes y que te ayudan a emerger de la nada, has llegado trayendo consigo el perfume dulce de la muerte y la inmortalidad sombreando tu mirada.
Desde la ventana que tantas veces compartí contigo, miro complacido que no has perdido el gusto de contemplar a las libélulas jugando a perderse en medio de los nenúfares, a las mariposas danzar sobre las ondas que la brisa dibuja en el lago de los cisnes, y que continúas buscando barquitos de papel cuadriculado.

Cómo no soñar otra vez con las mañanas en las que disfrutaba con placer el aroma cálido de tu cuerpo todo. Cómo no recrear mis ojos con tu figura etérea sí la recorrí mientras te amaba. Luces joven y el traje de seda con el que vestí tu desnudez cuando partiste, te hace más bella a los ojos de la vida. No imagino tu pecho otrora palpitante, oprimido por la losa fría del sepulcro y mucho menos la blancura de tu piel alguna vez mía, abandonada en los laberintos oscuros del tiempo que rige el devenir de los hombres en la tierra.

Tu mirada tiene los colores de los bosques encantados que sólo permiten el paso de la bruma con la que se visten las hadas y si te aproximas al lugar en donde fuiste reina, podrás ver la penumbra de mi otoño y escuchar el trepidar del fuego tratando de atrapar recuerdos lejanos

El cielo llora y hace frío. Tu cuerpo quizás se haya amalgamado a la lujuriosa seda de tu traje para impedir mientras levitas, el movimiento quimérico de tus senos.

Escuchando la voz triste de la lluvia y sintiendo que no me acompañarás en las horas que le quedan a la noche, he recordado sin profanar tu nombre la conversación triste que tuve con mi Musa.
Quiero que sepas que le pedí por mi alucinación, por tu recuerdo, pero se fue llevándose consigo tu nombre y diciendo que no era mi momento.
Fue tan sólo una locura perseguida, un dolor probado que trasegué para olvidar tu ausencia.
Después, sólo después, supe que todo había sido un sueño.

Luis Carlos Bonilla Sandoval - Diciembre 01 de 2010

Imágenes: Google

viernes, 22 de octubre de 2010

PERFUME EXÓTICO









Cuando entorno los ojos bajo el sol otoñal
Y respiro el aroma de tu cálido seno,
Ante mí se perfilan felices litorales
Que deslumbran los fuegos de un implacable sol

Una isla perezosa donde naturaleza
Produce árboles únicos y frutos sabrosísimos
Hombres que ostentan cuerpos ágiles y delgados
Y mujeres con ojos donde pinta el asombro.

Guiado por tu aroma hacia mágicos climas
Veo un puerto colmado de velas y de mástiles
Todavía fatigados del oleaje marino,

Mientras del tamarindo el ligero perfume,
Que circula en el aire y mi nariz dilata,
En mi alma se mezcla el canto marinero.



Del libro Las Flores del Mal


"Es preciso deciros, ya que ni siquiera vosotros lo habéis adivinado mejor que los otros, que en este libro atroz he puesto todo mi corazón, toda mi religión, todo mi odio"

Charles Pierre Baudelaire

sábado, 9 de octubre de 2010

John Lennon - Imagine - Love Is Real








In memorian:
John Winston Lennon 1940-1980



The Moldy Moldy Man



I'm a moldy moldy man
I'm moldy thru and thru
I'm a moldy moldy man
You would not think it thrue.
ldy till my eyeballs

I'm moldy till my toe
I will not dance I shyballs
I'm such a humble Joe.

Poema tomado del libro "In his own write & a Spaniard in the works" de John Lennon

lunes, 30 de agosto de 2010

RECORDANDO A FONTANARROSA








Roberto Fontanarrosa (1944-2007) nació y murió en Rosario, Argentina, donde también vivió dibujando caricaturas, escribiendo narraciones, yendo a las tertulias del café El Cairo y siguiendo con fervor religioso a su equipo amado, el Rosario Central.

Se hizo conocido en el mundo gracias a sus caricaturas, principalmente Boogie el Aceitoso e Inodoro Pereyra. Y también escribió narraciones: hay dos gordos y divertidísimos tomos con las casi dos mil páginas de sus cuentos completos publicados por Alfaguara.

Daniel Divinsky, su editor de toda la vida, cuenta que "nunca Fontanarrosa volvía a revisar lo que había escrito". Le doy vueltas a ese desenfado formal, a ese modo aluvial de acumular cientos de páginas irregulares, locas, desquiciadas. Es lo contrario del artista refinado, del modelo de escritor que representa —por ejemplo—Borges. Pero, en compensación, esta clase de artista abre caminos nuevos, no muy deliberados, pero eso no importa. Lo que está implícito en Fontanarrosa es que todo puede ser dicho.

Esta apertura total tiene tres aspectos. El primero, la oralidad. El segundo, sensibilidad para contar cuentos de la gente llana, de sus cursilerías enternecedoras y cómicas. El tercero es la parodia, que le permite fingir el engolamiento de un intelectual de provincia, la apabullante seguridad de un discurso científico, la lógica de un asesino o el coloquio de una señora de la clase baja. O la charla de una mesa del café El Cairo.

Fontanarrosa era un individuo poseído por el duende del humor. Como dibujante, como escritor, como conversador. Aun en situaciones tan atildadas y resecas como un congreso de academias de la lengua, el de Rosario, nuestro hombre fue a contracorriente y logró arrancarle risas a la concurrencia en una intervención sobre las malas palabras, en donde dijo: "Un congreso de la lengua, es más que todo, para plantearse preguntas. Yo como casi siempre hablo desde el desconocimiento, me pregunto por qué son malas las malas palabras, quién las define como tal. ¿Quién y por qué, ¿quién dice qué tienen las malas palabras, ¿o es que acaso les pegan las malas palabras a las buenas, ¿son malas porque son de mala calidad, o sea que ¿cuando uno las pronuncia se deterioran? o ¿cuando uno las utiliza, tienen actitudes reñidas con la moral?". Ya lo había dicho en sus aforismos: "La mala palabra no nació así. La sociedad la hizo mala".

¿De qué color es el humor de Fontanarrosa? Puede ser de cualquier tono, eso sí, menos del que su nombre indica. No, no es rosa el humor de Fontanarrosa. Ni verde. Es negro, negrísimo. Estoy obligado a señalar que el ejemplo fontanarrosiano de humor negro que más terrores me produjo está en un cuento, Una historia de Tango, donde habla de, y cito sin poder evitar un escalofrío en la medula espinal y en (lo que me queda de) la pierna derecha, "un poema que hablaba de un mendigo con una pierna de madera atacada por una termita".

Más ejemplos de su devastador y negrísimo humor: en Una vida salvaje, un reportero a lo Truman Capote dice sobre un condenado a muerte que se granjea el disgusto de sus compañeros de prisión: "Bud comenzó a ser mal visto en la prisión por los otros convictos. Me confesó que temía no llegar con vida al día de su ejecución".

Y otro, en tono de reportaje científico de una expedición a la selva que descubre que "los naninga son caníbales pacíficos". Y que, además, "no tenía aún conocimiento de fuego, por ejemplo. Pero lo que nos llenó de asombro fue que sí conocían el humo".

El La carga de Membrillares, relata una batalla del siglo XIX, a cargo del coronel de caballería Epifanio Medina. "Es él contra 523 hombres, pero cuenta con la ventaja de la sorpresa". En cierto momento "llega el capitán Membrívez. Sofrena su cabalgadura y se deja caer en tierra. En verdad, cae a tierra. Se pega un golpazo bárbaro contra La Rioja y se saca un hombro. Lo tiene tan fuera de lugar que sus soldados no saben si es el hombro derecho o el izquierdo. Membrívez no se queja". Al final "Membrívez cuenta a sus hombres. Luego, los vuelve a contar. Son 25 desesperados. Sabe que los está conduciendo a la muerte, pero a algún lugar ha de conducirlos".

Un personaje sufre un repentino ataque de eufemismo. Otro, un boxeador, Mutantia, "era un medio mediano combativo y fuerte que confiaba toda su fortuna a un arma poderosa: su particular halitosis que invariablemente despoblaba las primeras filas del ringside". A pesar de esto, en una ocasión su contrincante lo vapuleó más de la cuenta porque el apoderado de Mutantia no se atrevió "a arrojar la toalla ya que era una toalla que su pupilo había robado del hotel donde concentraban y hubiese quedado en descubierto".

Inodoro Pereyra nació en 1972 como caricatura de la revista Hortensia, de Córdoba. Don Inodoro es un gaucho malgeniado que tiene un perro llamado Mendieta y una concubina activamente fea llamada Eulogia. Aquí algunos apuntes de Inodoro:

—Endijpué de tantos años, si tengo que elegir otra vez, la elijo a la Eulogia con los ojos cerrados. Porque si los abro elijo a otra.

— ¿Puede una persona disaparecer de a pedazos? Porque a la Eulogia le desapareció la cintura.
—Vago no soy, quizá algo tímido para el esjuerzo.
—Pereyra, míreme a la cara.
— ¿Por qué este castigo, Eulogia? ¿Por qué tanta crueldá?
— ¿Por qué esta agresión gratuita?
— ¡Si quiere se la cobro!
—No tenemos que copiar las cosas malas de ajuera, Lloriqueo. ¡Nosotros tenemos que crear nuestras propias cosas malas!

He aquí una ficha de su otro personaje: "Nombre: Boogie. Alias: el Aceitoso. Lugar y fecha de nacimiento: revista Hortensia, año 1972. Domicilio: desconocido. Padre, tutor o encargado: Roberto Fontanarrosa. Estado civil: soltero. Hobbies: comprar armas, disparar a transeúntes desde la ventana de su departamento. Señas particulares: anda todo el día con un cigarrillo en la boca. Personaje admirado: Jack, el destripador. Personaje detestado: el resto de la humanidad. Observaciones: delincuente peligroso".

Toda la solemnidad vacua, todo el formalismo encubridor, toda la burla al seudointelectual que disfraza su torpeza de pedantería está en el aforista inventado por Fontanarrosa llamado Ernesto Esteban Etchenique: "Con mis aforismos, con mis humildes aforismos, con estas despojadas frases que reúno con paciencia de orfebre, no es mucho lo que pretendo. Es mi intención, tan solo, brindar a mi semejante, al ser humano, la llave que le permita acceder al Esclarecimiento Definitivo. A la Verdad Eterna".

He aquí algunos aforismos de Ernesto Esteban Etchenique

"El amor es ciego. Practica braille con tu amada".
"El ruiseñor tiene un lamento en su canto. ¡Es que canta gratis!".
"El dinero es el único dios sin ateos en la tierra".
"El eco no responde. Se burla".
"'Cáncer' es una palabra grave".
"Tuve la llave de tu corazón. Mas otro tenía la llave de tu cinturón de castidad".
"Tengo dos problemas para jugar al fútbol. Uno es la pierna izquierda. El otro es la pierna derecha".
"Si tu mejor amigo te incrusta un puñal en la espalda, desconfía de él".
"El árbol se ríe del hacha. Así le va".
"El hombre probo y pío es mitad santo y mitad pollito".
"El optimista ve la copa medio llena. El pesimista la ve medio vacía. El borracho la ve triple".
"Un elefante encerrado en un dedal. Eso es un aforismo".
"No encuentra brevedad en el aforismo el tartamudo".
"Pudiendo escribir aforismos… ¿Por qué escribir el Quijote?".
"Una mala imagen vale por mil malas palabras".
"Simula reír la hiena. Pero no entiende los chistes".
"La rosa tiene espinas, pero, ¿tiene pétalos el atún?".
"Por más alta que sea una montaña, no sobrepasa su propia cúspide".
"Donde pasé, dejé huella. Después pavimentaron".
"Quise conocerme a mí mismo. Cuando me hallé, estaba muy cambiado".
"Se aprende más en la derrota que en la victoria, pero… ¡prefiero esa ignorancia!".
"Para el sabio no existe la riqueza. Para el virtuoso no existe el poder. Y para el poderoso no existen ni el sabio ni el virtuoso".
"Aquel que ha tocado el cielo con las manos, ¿cuánto medía?".
"¡Ay! El dolor se repite... ¡Ay!"
"Te regalaría las estrellas, pero te has empecinado en un par de zapatos".
"Si quieres alcanzar la sabiduría, empieza a correr ya".
"Mientras más brillante la luz, mayor el gasto".
"Una palabra puede herir. Pero un martillazo es feroz".
"La bala silba para darse ánimo".
"Si dices que lo tienes en un puño… ¡muy pequeño ha de ser tu enemigo!".
"El mejor amigo del hombre es aquel que puede acompañarlo en prolongado silencio sin ladrar".
"Dijo Adán: '¿Es que puede un huérfano rechazar una manzana".
"Ambicionó vivir entre algodones. Y fue enfermero".
"Terrible es la llegada de la muerte. Pero llega al menos una vez sola".
"Renació el Ave Fénix de sus cenizas. Pero huele a quemado".
"¿Cuál es la longitud de la lengua que habla hasta por los codos?".
"Clamó el impotente: '¡La imaginación al no poder!'".
"La sospecha es prima de la suspicacia, tía de la ofensa y amiga de una amiga de la calumnia".
"El ciego, al lavarse la cara, se reconoce".
"El ocio es la madre de todos los vicios. Pero es una madre y hay que respetarla".
"Dios creó el infinito, y olvidó terminarlo".
"Pinocho mentía y crecía su nariz. La mentira es un afrodisíaco".
"Si llegas a viejo, vuélvete".
"El hombre quiso ser más que hombre. Y fue travesti".
"Si el ladrón ha estrechado tu mano, cuéntate los dedos".
"Dijo el ebrio: 'Nada de los humanos me es ajenjo'".
"El bosque no me ha dejado ver el árbol".
"La reencarnación es más barata. Tienes una vida de segunda mano".
"Tú eres signo de tierra. Yo de agua. Hicimos barro".
"Mataron al sabio. Sabía demasiado".
"No soy dueño de la verdad. Solo la alquilo".
"El viento es aire hecho a empellones".
"Los tiempos que corren, ¿por qué corren?".
"El Todo es la Nada que hizo fortuna".
"Afortunados los gusanos. De ellos será el reino de los suelos".
"Intercambiemos ideas. Una mía por cuatro tuyas".
"Reconoce tu idiotez y serás un idiota lúcido".
"He cometido el peor de los pecados. No he sido millonario".
"Me recordaste a las más bellas mujeres. ¡Y me fui con ellas!".
"No eres bella. Pero eres interesante. Te dejaré en manos de la ciencia".

Imágenes: Google

miércoles, 28 de julio de 2010

LUNA DE PAPEL




Hoy durante una nueva revisión que le hacía al proyecto de novela en el que he estado enfrascado, recordé sin razón la noche en la que me quedé corto de palabras mientras hablaba de la luna con una amiga, sin olvidar el instante en el que me pidió que escribiéramos a dos manos, versos cortos de nuestra autoría para construir con ellos, en su cuaderno y en mi libreta, poemas de borrón y cuenta nueva.

Esa noche no nos importó la delgadez de la temperatura, ni los cabellos húmedos de la niebla. Sólo queríamos escribir, pero con el primer intercambio de versos, me di cuenta de que iba en contravía, y que éstos no eran suficientes para quedarme en ella.
Morella (así se llama mi amiga), me pidió con un beso inesperado, que le inventara una historia de amor y de vampiros, petición que me hizo pensar, que si lograba construir algo interesante, tal vez podría alargar una velada que parecía terminar sin haber comenzado.

Mientras escribo estas líneas, asocio mi incapacidad para escribir versos, con mi amor vacilante de esa noche, pero recuerdo complacido, que la luna me miraba, y que eso bastó para creer que con el planteamiento literario en el que desarrollaría la acción principal del prólogo narrativo de la historia, podría ir tejiendo un nudo interesante con el que esperaba cautivar a Morella ahora que nuestra relación perdía interés para ella:

“Llevaba varias noches observándote a través del follaje que separa tu casa de mis dominios, tantas, que empecé a considerar, que moriría antes de que pudiera saber que se siente al compartir tu lecho.
En una de mis visitas nocturna, supe que estabas al tanto de mi presencia, y que para aumentar mi agonía, colgabas de tu ventana una lámpara que dibujaba con sus destellos en la penumbra, la silueta de tu desnudez distante.
Desde el fondo de la noche imaginé tu piel llena de letras y de frases inconclusas, tu yugular henchida de vida, la dureza de tus pechos deseados, mi marcha triunfal a través de tu cintura estrecha, y la suavidad de tu vello púbico delineando la topografía de un puerto en cuyas aguas esperaba arrojar las anclas de mi amor silente, pero el sol apareció... y no volví a saber de ti”

Asumiendo que Morella estaba satisfecha con el desenlace de este híbrido literario, guardé silencio, y fue entonces cuando me preguntó confundida, que si había terminado su historia. Le contesté con vergüenza que sí, que el vampiro (mi alter ego), seguramente iba a continuar observándola en las noches, aunque no descartaba la posibilidad de que se hubiera muerto.

Este final sin restitución del equilibrio, la llevó a considerar que no había valido la pena aguantar tanto frío sin besos con sabor a vino, sin poemas, y sin una historia que hablara de nosotros. Todo terminaba abruptamente, pues mi amor de narrador protagonista, no emergió para decirle que la amaba. En esta historia que también era la mía, ni siquiera me había comportado como el Nosferatu quebradizo de Herzog. En mi amanecer, yo era tan solo un mortal acobardado, que descubría en la soledad de la habitación de huéspedes, que Morella esperó ser amada, pero que por culpa de mis irresoluciones, se extraviaron sus deseos y los míos, en los laberintos de una historia sin estructura y sin final, narración que de haber resultado interesante, tal vez me hubiera permitido tener en la billetera una fotografía suya, y la promesa de su amor escrita en el anverso.

Luis Carlos Bonilla Sandoval

domingo, 25 de julio de 2010

LOS OLORES DE MI BARRIO


















En mi barrio las calles sudan partidos de fútbo y rock de los Stones.
Las esquinas huelen a películas contadas por barras de muchachos
y a cigarrillos perseguidos por el policía de siempre.

A primer amor huelen sus zaguanes, a despedidas eternas sus quicios.
El teatro de mi barrio huele a cinéfilo solitario, a cinta recortada,
a cigarrillo sus cortinas y a detergente sus baños.
A novios huelen sus rincones y a portero con linterna, la platea y galería.

El estadio huele a clásico, a gol anulado sus calles,
a rata muerta envuelta en periódicos del lunes huelen sus jueves,
los viernes a aguardiente salsa y guaracha,
y cuando llega el sábado y se apagan las luces, mi barrio huele a mujer, ganas y besos.

La avenida huele a marica sempiterno, al olor del que busca y al temor del que es buscado,
sus bares huelen a canciones del Jefe Daniel, de Cortijo y Charlie Figueroa,
el billar huele a Laserie y a boleros de Ledesma.
En mi barrio Gardel no ha muerto. Todavía huele a gomina.

En mi barrio los Long play huelen a historias reinventadas en muchas amanecidas,
huele a radiola triunfante, a sudores perfumados,
y a los besos clandestinos de la mujer del vecino.


Luis Carlos Bonilla Sandoval

Fotos: Luis Carlos Bonilla Sandoval

jueves, 24 de junio de 2010

MARIANA DE LA NOCHE

































-Yo recuerdo muchas cosas suyas y mías. Hasta parece que fue ayer cuando la vi aquélla tarde en primavera, y las manos le tomé por vez primera mientras escuchábamos a Roberto Ledezma.
También me acuerdo cuando llegaba a la banca del parque en donde me encontraba con mis amigos contando películas, me miraba directo a los ojos, se pasaba la lengua por los labios, y me decía uva curuba-


La mujer a la que me dirigía, no era otra que mi novia de colegio, sólo que ahora tenía otros años, no se cuántos, pero que a decir verdad, le lucían, y a la que poco o nada parecía interesarle mi parlamento setentero. Después de muchos años de no verla, me sentía como un simple mortal al que Sandro no le iba a ayudar como lo hizo en el pasado, pues en estos tiempos de música electrónica y reggaetón, nadie se cree el cuento de “…tus labios de rubí de rojo carmesí, parecen murmurar mil cosas sin hablar…”


Quise recordarle que nos habíamos dado besos con lengua en cine, y que ella me había dado besos de mariposa con sus pestañas mientras nos despedíamos en la puerta de su casa, pero así como pensé en decírselo, me contuve. Nunca fui capaz de expresarle nada con mis palabras, entonces, como lo hice antes de que la juventud se fuera, me puse todo serio, y comencé a construir un monólogo acomodado con la letra de una canción de Yaco Monti que siempre me gustó: “Que tienen tus ojos, que yo no te olvido. Que tiene tu pelo, que vive en mis manos. Que tiene tu boca que muerde mis horas…”



Cuando terminé, creí que me regalaría una sonrisa como las de antes, pero en vez de hacerlo, se retiró lentamente las Ray Band, retuvo el humo de su cigarrillo Kent por algunos segundos, me miró con desdén, y con tono de aburrimiento dijo:
-¡Que vaina con vos! ¡Seguís siendo el inmaduro de siempre! Quiero que sepás de una buena vez, que no me interesan tus historias ni tus canciones. “Tu amor es un periódico de ayer, que jamás procuro ya leer.” Te fuiste hace años, incumpliste la cita que teníamos y que hoy se me antoja obsoleta, luego a los pocos días de tu partida, me llega una carta en la que sin muchas explicaciones, comentabas que vivías en otra ciudad, y hoy, como si nada hubiera pasado, te aparecés diciéndome que sos escritor, y que “Como te extraño mi amor porque será…” Es bueno que sepás, que mi vida es otra desde entonces. Ahora todo cuesta y cada precio es diferente, me llamo Mariana de la noche, y me voy porque me esperan.



Parado bajo el vano de la puerta del bar en donde nos hemos encontrado, y sin saber que hacer con el ejemplar de mi único libro publicado que no pude entregarle, la vi alejarse, dejando tras de sí, el aroma volátil de su Channel Nº 5 mezclado con humo de cigarrillo. Un hombre gordo de ésos que no faltan en las historias de hoy, se la llevó en un auto lujoso.


Un nuevo capítulo de mi vida se cerraba, convirtiéndose sin querer, en el borrador de una de mis historias, en un amor desesperado que no tiene mañana, pero como no iba a continuar persiguiendo un recuerdo que ya no hacía parte de mi vida, me dije: “Luis Carlos, nada de nervios. Tenés que seguir escribiendo”. Así que sin pensarlo mucho, dejé de lado el corazón, me coloqué mi gorra bolchevique, salí del bar, extraje un aerosol de pintura roja que siempre cargo en mi mochila, y en una pared solitaria que encontré en mi barrio, escribí el nombre de ella y el mío junto a una leyenda que decía: “…escapemos de esta vida. Viva el Ché y los Rolling Stones…”

Luis Carlos Bonilla Sandoval

Fotos: Luis Carlos

Abril 04/2010

jueves, 20 de mayo de 2010

LLUEVE, NO ESTÁS CONMIGO, PERO SUENA UNA DE BOB MARLEY





Son las cinco de la tarde de un domingo de garúa, de pinceladas grises en el cielo,
de vidrios empañados, de golondrinas sin verano, de recuerdos de vos, de cartas amarillas, de último café, de palabras gastadas, de libros sin abrir, y de instantes que trato de atrapar en hojas sueltas. Es como si todo lo que me conmueve, hubiera llegado sin freno para decirme que no existe felicidad de veinticuatro horas, y que tu nombre dejará de vivir conmigo cuando termine de escuchar el MP3 que te grabé cuando dijiste que me estabas queriendo más que ayer, pero menos que mañana.

Mientras observo la ciudad y sus tejados a través de los vidrios salpicados por el llanto de un invierno que no cesa, he sentido la necesidad de buscar tu olor y las líneas de tu cuerpo en la camisa azul que usaste la última vez que estuvimos juntos, tus suspiros en mi almohada, tus besos en la servilleta que me diste con las huellas de tus labios, tu nombre en mi libreta de teléfonos, y tus canciones en las mías, pero no se quien se quedó con lo amado.

Para espantar la soledad ahora que los arreboles comienzan a matizar la tarde, he dibujado sobre el vidrio empañado de mi ventana, un corazón con tu nombre en su interior, pero al hacerlo, sólo he conseguido imaginar tu ausencia quitándole color a las tardes de mis sábados, y sentir desde ya, que no tendré ni siquiera el recuerdo distante de tu risa para pintarlas en domingo.

La llovizna pertinaz y el olvido deshojado dando vueltas por los rincones de la casa, hacen interminables las horas de este día, pero creo que podré mitigar un poco mi desesperanza y la nostalgia que todo lo invade. Accidentalmente he encontrado en la tele la transmisión en diferido de un concierto de reggae con los antiguos “The Wailers” de Bob Marley, y están interpretando “No woman no cry”, canción que le ha dado otro color a mi alma en este entre luces, pues mientras escucho los coros de los músicos, los silbidos y los aplausos del público, la batería y los platillos marcando el ritmo, las congas reventando corazones, y los teclados dándole la cadencia a la melodía antes de que empiece a llorar la guitarra, ha comenzado a desfilar por mi mente la mañana de un enero cuando bailamos esta canción en tu cocina en medio de besos, tallarines, queso parmesano, y rodajas de tomate.

Luis Carlos Bonilla Sandoval

Fotos: Luis Carlos Bnilla Sandoval http://colordelalamdera.blogspot.com

lunes, 29 de marzo de 2010

OLVIDARTE ES MEJOR QUE RECORDARTE









¿Eres mejor que las anteriores?
¿A cuál de todos mis amores idos te pareces?
No lo sé, y como no volveré a tener noches llenas de besos y amaneceres húmedos vividos durante mis marchas solitarias a través de las cordilleras y valles de tu cuerpo, tampoco quiero hacerme daño recordando tu voz, tu olor y el sonido de tu ropa deslizándose sin prisa por tu cuerpo.
¡Por favor, déjame que te olvide!

Luis Carlos Bonilla Sandoval - Marzo 30/2010

Fotografía: Luis Carlos

jueves, 25 de marzo de 2010

DÉJÀ VU








Febrero 23 del año 2030
Querida Rose:
Son las seis de la mañana. Hasta aquí, todo puede parecerte normal, pero creo que estoy asistiendo a una experiencia ya vivida que me ha hecho considerar, que el abismo de hoy, no es el mismo de ayer, y que su fondo va a ser imposible de calcular, a no ser que me pare en el borde y arroje una piedra que me permita escuchar el clunck al final del recorrido.
Me queda una duda:
¿El abismo tendrá fondo?

Te escribo esta carta porque quiero que conozcas lo que me está sucediendo, aunque no podría explicarte más de lo que logres entender, si es que acaso lo que estoy consignado en esta esquela, tenga alguna explicación lógica, porque aquí nada es igual ni distinto. Solo existe.

06:05 Debo confesarte que no es la primera vez que caigo en estados de paramnesia, y que lo peor empezó hoy cuando me levanté de la cama, pues a partir de ese momento sentí un silencio extraño en el ambiente que me hizo pensar, que algo no estaba funcionando, sobrecogimiento que para mi desgracia, pude comprobar mientras me disponía a preparar un café

Estos son los hechos:
La habitación en la que me encuentro, no es la misma que compartimos dos noches atrás cuando cumpliste años. Nada encaja en ese intervalo de tiempo que he comenzado a considerar perdido. Sólo el calendario que me regalaste para que no olvidara esta fecha, me permitió creer por un instante, que no estaba viviendo una pesadilla. Permanecía colgado en la puerta del baño con tus labios impresos en una de sus hojas, pero lejos estaba del principio, pues descubrí en su carilla principal, que corría el año 2030 del vigésimo tercer día del mes tres, situación que me perturbó, pues la última vez que nos vimos fue el veintiuno de febrero del 2010 para tu aniversario.

06:20 Podrás pensar que estoy loco, pero creo que me encuentro en otra dimensión, y que debo considerar que no existes, que no hay un destino al que pueda remitir esta carta, aunque me consuelo al recordar que alguna vez dijimos que nada es lejos mientras exista.

06:50 Desconozco como llegué a este lugar, y tampoco se si podré abandonarlo. Lo único cierto, es que te amo, y que debí haber hecho caso cuando me dijiste que nos fuéramos a vivir a las montañas, sin ambiciones y sin tecnología.

07:00 No puedo seguir escribiéndote. Me encuentro afuera de lo que es o existe, en medio de la nada, en un lapso de tiempo en el que el volumen de las cosas es una utopía.

07:03 Alguien abrió los siete sellos para revelar su contenido, y tras la apertura de los cuatro primeros, han arribado los jinetes en sus caballos de colores trayendo consigo un hongo de fuego que todo lo destruye. Rose: La piedra que arrojé al abismo, sigue cayendo.

Luis Carlos Bonilla Sandoval - Febreo 21/2010

Fotos: Luis Carlos Bonilla Sandoval


domingo, 14 de marzo de 2010

TU RECUERDO










Hoy es uno de esos días en que por estar pensándote, no he disfrutado de las vacaciones frente al mar que vine a buscar cuando me di cuenta de que es mejor ganarse un peso a gusto, que dos a disgusto.
Y claro, también me llegó el recuerdo de la tarde cuando te coloqué un trocito de hielo y algo de licor en el ombligo después de haber estado tratando de reunir en un solo punto, las pecas de tu pecho.

Como es obvio, estás echando a perder mi descanso en el Caribe y para controlar la nostalgia que me produce recordarte, voy a poner en práctica la frase que alguna vez hallé escrita en la superficie de un pupitre: “Aquí estuvo Natalia, pero ya se fue.”
Y si lo anterior no funciona, buscaré las letras de tu nombre que se perdieron en la orilla del mar el día que traté de escribirlo y cuando lo consiga, voy a olvidarlas con el mayor de los gustos dentro de una madreperla que encontré encallada en el fondo de un plato con arroz chino y verduras.

Marzo 10/2010

Fotografia: Luis Carlos Bonilla Sandoval

viernes, 19 de febrero de 2010

A MI GUITARRA









“Que agradecido estoy guitarra mía, tanto que voy a hacerte y regalarte mi mejor canción. El hombre que te hizo no sabía, que al ponerte en mis manos me iba a hacer tanto favor…”
(Polo Montañez)

Más de treinta años esperé para decirte que te amo, cuando pude haberlo dicho el día que te tuve por primera vez entre mis brazos.
Recuerdo que quise entrar hasta lo más recóndito de tu vientre para saber qué era aquello que hacía feliz a los hombres que deslizaban sus manos sobre tu cuerpo, pero me contuve.

Hoy con otros años que le han restado agilidad a mi cuerpo y brillo a mis ojos, evoco ese día, y siento que ya no tengo pasión para ofrecerte.

Desde la oscuridad fría que encierra el estuche en el que has estado prisionera por años en el rincón más solitario del ropero, escuchaste mi llanto y mis penas muchas veces, pero yo, con la insensatez de siempre, no hice caso cuando dijiste que el consuelo pintaría mi alma si tan sólo te acercaba hasta mi pecho.

Hoy pienso en las cosas buenas que me hubieras enseñado, pero tú más que nadie sabe que tarde empecé a buscar tu compañía, y el alivio para aquello que quizás no tiene remedio.

Guitarra:
Regalé mis sueños a una mujer que creí me amaba, pero tarde descubrí que mi luna nunca fue la suya, así como tampoco sus poemas fueron míos.

Guitarra:
Si algún día vuelvo a su lado, y resulta que no resulta mi sistema de quererla, por favor dile muy quedo antes de que me convierta en su hastío, que yo me acomodaré en un rincón sin molestarla, en un rincón de su alma en donde pueda recordarle, que cuando el tiempo haya pasado, y tenga ganas, en esas ganas podrá encontrarme.

Guitarra:
Perdona mi infidelidad y mi ayer lleno de historias, por favor quédate en mí, te ofrezco un alma en decepciones concebida, y un amor que bien lo sabes, no cabe en los pupitres de una escuela.

Luis Carlos Bonilla Sandoval – Febrero 13/2010

viernes, 8 de enero de 2010

ALMA DE TU FLOR














Algún día verás que me voy a morir amándote.
Algún día sabrás lo que ha sido sufrir amándote...

(Rubén Blades)

Hoy mientras revisaba mi correo, no encontré ninguna notita tuya, ni siquiera un adjunto que me muestre que no me has olvidado. No lo sabes, pero me acobarda la soledad y el miedo enorme de morir lejos de ti.
A veces pienso que mi gusto desmedido por la música, en vez de alegrar mi vida, la entristece, pues cuando encuentro en la red nuevas voces que casi siempre comparto contigo para poder decir que te quiero y ponerme cursi mientras me animo a decir te amo, el encanto sólo dura el tiempo justo de un simple beso de saludo, y esto último es tan relativo, pues casi nunca nos vemos.

Alguna vez te escribí que en el negro hay un azul, y en el azul un opaco, y que detrás de mi silencio hay cien palabras que jamás vas a comprender porque no encuentro la manera de que salgan y te hablen de mi amor. Tampoco sabrás que más allá de mi silencio hay un cariño que nunca antes a nadie ofrecí, pero que ante ti responde como un niño que esconde su ilusión de ser feliz.

Ayer supe una vez más, que me gustaría ser tu esclavo, tu fiebre, tu estación y tu tren, tu pecado y mi silencio, la sombra que se tumba a tu lado en la alfombra a contarte el cuento de Caperucita Roja. Los dos sabemos que no soy el mejor, que te mojas en las ganas como la María de Cruz de navajas, pero también sabemos que puedes colocarme cuando quieras el collar con el que Yoko Ono sometía a John Lennon.

Sin habérmelo propuesto en esta tarde tan llena de melancolías, coloqué un CD del bandoneonista argentino Rodolfo Mederos, y por toda mi habitación se esparcieron los colores tristes de una melodía que se llama "Antes de la eternidad". Escucharla me hizo vivir por segunda vez el momento en el que me dijiste mientras bailábamos "No woman no cry", que me estabas queriendo un poquito más.

Como te podrás dar cuenta, esta es la carta con más sentido de madurez que he escrito, pues estoy pensando seriamente que cambiar, hará de mí un mejor hombre para ti, aunque tengo mis dudas acerca de si seré un buen amante, o si seré tan sólo una mala historia para contar.

Acepto que me he equivocado muchas veces, que los significados de disculpa y perdón, están casi que a punto de desaparecer de tu diccionario, y que debo evitar a toda costa que esto suceda, pues el amor sin resolver que aparece cuando nos vemos, sólo ayudará a que me siga equivocando contigo, aunque si me dejas tomarte la mano siete días a la semana, seré feliz, o al menos generaré envidias cuando caminemos uno al lado del otro.

Lo de que aprendí a hacer café, fue pura invención para quedar bien contigo, pues como te pudiste dar cuenta la última vez que nos vimos, primero coloqué muy poco en el filtro, y después…se me fue la mano.
Amar bajo tus condiciones fue imposible. No pude atarte a mi cama, ni ser tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío, y hoy que me encuentro convertido en tu resaca, tu lunes, tu hastío, te confieso que he querido olvidarte pero me ha sido imposible hacerlo. Debe ser porque siento que me harán falta los spaguetis a la boloñesa que preparas, ó porque todavía te amo.


Luis Carlos Bonilla Sandoval

Canción: "Hoy quisiera cantarte" - Alessandro Safina

Foto: Luis Carlos


     DIATRIBA FRENTE AL ESPEJO®   Como sabía que en el Taller de Literatura de la universidad, el profesor me iba a preguntar el signi...