sábado, 31 de diciembre de 2011

BALADA SIN SENTIDO
















Quiero ser el gato en tu cornisa, enero para estar primero
en tu vida ser el sonido que produce un beso
el susurro misterioso de tu ropa cuando cae,
quién atrape tu silueta en la penumbra,
ser el rouge de tus labios en los míos
el  pintor de tus suspiros cuando te ame.

Seamos uno, yo invito esta vez
decíme que es amar y yo te sigo
sabés que no soy capaz de cuidarme de tu amor
porque el tiempo pasa y de pronto se hace tarde más temprano
y si amanece y llega el sol trayendo consigo los años que dejamos,
no te preocupés, bajamos la persiana.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Diciembre 30/2011

Fotografía: Nubes - Luis Carlos Bonilla Sandoval
                  Desnudo - Google

sábado, 17 de diciembre de 2011

DEMASIADAS MANERAS PARA DECIR MUY POCO



Tarde de gotas de lluvia fabricadas en serie
de sillas vacías colocadas frente a frente
libros releídos y revistas con letras desgastadas
noticias del lunes envueltas en periódicos del jueves
canciones de Litto Nebbia y recuerdos de La Perla del Once.

Vos sabés que sos mi alegría reinventada
que sueño tu desnudez porque  sos mi insomnio,
que vivís en el recuerdo distante de mi barrio, blues lastimero
entonces es aquí cuando más te pienso y me pregunto:
¿A que sabrán tus besos y el sudor de tu piel cuando te encuentre?

Luis Carlos Bonilla Sandoval  - Diciembre 17/2011

Fotografía:  Rosa Luis Carlos
                 Labios - Google

domingo, 20 de noviembre de 2011

SI NO ESTAMOS JUNTOS


















No se que haré cuando el sol se marche,
llegue el alba y se acabe el canto de los grillos,
cuando deba  imaginar tu cuerpo ausente entre mis manos
y el olor de tu piel comience a ser fugitivo.

Será difícil vivir imaginándote y no tener insomio,
mejor si contamos ovejas juntos,
si miramos la cara oculta de la luna sentados en el techo,
si nos amamos mientras recontamos besos,
si nos buscamos donde se eternizan los recuerdos.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Noviembre 20/2011


Fotografía: Luis Carlos Bonilla Sandoval

sábado, 12 de noviembre de 2011

HORIZONTE VERTICAL







Antes de dibujar tu cuerpo con mis manos
quiero hablarte de un lugar donde el sol nunca se oculta
y en donde el  ombligo no es la mitad  sino el principio.
un mundo donde podés cambiar dudas por besos,
y temores por un te quiero sin preguntas.


En esta tarde de otoño y de silencios,
la espera de hace años es encuentro,
el tiempo para razonar no existe,
el amor no se acaba sino que se acomoda,
y tu pasión y la mía están sin dueño.


Y si llega un nuevo otoño y seguimos juntos,
si conservamos lo que nunca hemos atado,
si seguís siendo el humo de la tarde, mi tristeza,
te invitaré a escribir el susurro de un te amo
en las hojas coloreadas de algún roble.




Luis Carlos Bonilla Sandoval – Noviembre 15 de 2011


Fotografías:      Tere Calero - Braine-l'Alleud (Bélgica 2011)

sábado, 15 de octubre de 2011

CANCIÓN DEL MOMENTO JUSTO




Tengo una canción para vos
que no se queda en complacencias,
de tardes de lluvia y amor silente,
estación de tren y taza de café vacía,
calles solitarias y  luces que agonizan,
y  música que da el placer de un beso furtivo.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Octubre 15 de 2011

Fotografías: Estación de tren - Luis Carlos Bonilla Sandoval
                   Calle mojada - Google 

jueves, 6 de octubre de 2011

CUANDO ME VAYA



Quiero escribirte cartas de otoño,
quedarme en tus cosas, en las fotos que guardas,
ser en tu lecho la silueta que aguarda,
dejar mi recuerdo cuando atraviese tu puerta.

Guarda mi nombre en tus labios si acaso no vuelvo,
mi camisa azul para que duermas con ella,
canciones de amor, seis pulseras, mis libros
el collar de rocío que te pinté en primavera,
mis poemas, mi diario, tu nombre en el mío.

Luis Carlos Bonilla Sandoval – Octubre 06/2011
Fotografía: Luis Carlos Bonilla Sandoval

domingo, 2 de octubre de 2011

MELANCOLEMIA




A la ausencia que nos une,
a esa que llega cuando el sol se oculta
y hace que el jardín se vuelve luna,
no la quiero vestir de adioses todavía.
Mis noches tienen por su culpa,
un insomnio agradable lleno de vos y de tu nombre,
de mates cebados, llanto de guitarra,
de besos dibujados en servilletas, la distancia
de cartas amarillas, tu recuerdo,
de bandoneón de Mederos, mi nostalgia
y del saxofón tenor de Stan Getz, mi melancolemia.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Septiembre 30/2311

Foto: Luis Carlos Bonilla Sandoval

viernes, 16 de septiembre de 2011

DESCUBRIRTE










Ahora que no estás, he comenzado a imaginarte,
a soñar con la geografía de tu cuerpo,
con los valles y los ríos que te cruzan,
con la llanura fértil de tu espalda,
con el Etna y el Vesubio.

Sueño caminar tu vientre y tu cintura,
descubrir el Edén que celosamente guardas,
pintar tus labios de besos y arreboles,
recoger el agua y las ganas de  tu boca,
y componer una canción que tus caderas desafíen.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Septiembre 16/2011

Fotografía: Google

viernes, 9 de septiembre de 2011

SEPTIEMBRE








Te invito a sitiar la nostalgia del domingo y las mañanas de lunes que deprimen,
a combatir la prisa, el horario del trabajo, tu oficina,
a olvidar el teléfono que suena, la ciudad y la congestión,
a caminar sin pensar en el mañana,
a escribir que los recuerdos le ganan al olvido,
y que el amor no tiene ayer sino presente.

Te invito a confinar a la rutina, a recuperar tus años y los míos,
a dibujar corazones solitarios en algún vidrio empañado,
a descubrir a que sabe un beso si cerrás los ojos,
y a sentir mi taquicardia cuando diga que te quiero.

No demorés, dejá todo de lado,
tengo una noche de viernes y una tarde de sábado,
un montón de sensaciones y palabras,
algunas canciones nuevas,
un stock de besos y abrazos de colores,
tu fotografía en mi bolsillo,
y mi amor para ahogar en el fondo de tu ombligo.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Septiembre 09/2011
Fotografía: Luis Carlos Bonilla Sandoval

lunes, 5 de septiembre de 2011

LAS COSAS SIMPLES









A veces pienso que las cosas sin importancia, habladas en lugares poco importantes,
se vuelven importantes, y es tan simple decirlo, que mejor te lo escribo para complicarme un poco:
Sabés que estás en mis escritos porque sos todo lo que quiero decir,
que vivís en mis tardes de domingo y en la lluvia que empaña mi ventana,
en mis canciones.
También sabés que sos más que un recuerdo porque te reinvento todos los días,
porque deletreo las once letras de tu nombre,
porque quiero despertar y saber que estamos juntos,
porque me gustaría rozar tu piel con un trozo de manzan en las mañanas,
y darte un beso de fresa y un abrazo de miel cuando la tarde acabe.

También sabés que quiero caminar tus labios,
ser el que te bese y acaricie, decirte que habrá primavera todos los meses,
que las murallas que nos separan son de nubes,
que sos compleja como un libro de teoremas,
que te recuerdo en el aroma del "Angel” de Thierry Mugler,
en tus jeans desteñidos, en tu camisa azul y en tu pulsera,
que te pienso en cada tarde que anochece,
que quisiera ponerlo todo y no parecer que apenas pongo algo,
sin embargo a pesar de todo y la simpleza, saldré a caminar un poco,
no voy a esperar que el tiempo venga a buscarme,
mientras aguardo tu regreso sentado en la escalera.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Septiembre 05 de 2011

Fotos: Luis Carlos Bonilla Sandoval
Reloj: Google

sábado, 27 de agosto de 2011

BLODY MARY





No debería hacerlo, pero estoy recordando la tarde cuando entramos al Sunset bar atraídos por la promoción de pague dos cocktaíls y lleve tres, y que en ese lugar no pude vivir el carnaval de besos con sabor a Blody Mary que imaginé, tendría contigo.

Sentir en su orden las tres partes de vodka mezcladas con las seis partes de zumo de tomate, la pizca de sal y pimienta negra, las seis gotitas de salsa Worcestershire, las cinco de salsa de Tabasco y el chorrito de zumo de limón en el borde de tus labios escarchados con sal gruesa, e intentar robar la aceituna que mantenías oculta bajo tu lengua, dejó de ser mi obsesión para convertirse en una utopía, y mis ganas de buscar tus pechos bajo el jersey ajustado de color rojo que llevabas esa tarde, se esfumaron cuando escuché que le pedías palomitas de maíz al camarero a través de tu móvil Nokia extraplano.

Todavía me estoy preguntando sí con este acontecimiento ridículo que provocaste, estabas mostrándome que tenías un equipo de telefonía de alta gama que yo nunca podría comprar, o que a tus cuarenta y tantas primaveras no te interesaba mi pasión otoñal mezclada con colonia "Oscar Pour Lui" de Oscar De La Renta.

Te confieso que cuando vi como especulabas con tu colección de tarjetas de crédito y la pantalla táctil de tu móvil, quise que en ese momento hubiera llegado la agente especial del FBI Dana Scully, esa escéptica doctora en medicina forense de la serie "Los expedientes secretos X" que no cree en ovnis, y que tú debes haber visto en TV. Pienso que con ella las cosas no hubieran sido tan complicadas, y que a lo mejor después de cruzar algunas palabras nos habríamos dado un beso y  me habría pedido que le extrajera con mis labios el implante que lleva en la base del cuello desde que fue abducida por el Sindicato.

Luis Carlos Bonilla Sandoval - Abril 05/2011


Fotografías: Google

domingo, 21 de agosto de 2011

NO TE IMAGINÁS








No te imaginás la alegría que me da cuando te escucho, es una sensación que sólo puedo comparar con la alucinación que experimento cuando te siento cerca aunque estés distante, y esta felicidad sólo puedo compararla con la fiesta que vivo en los momentos en los que dibujo en el aire las líneas de tu cuerpo, cuando me río solo, cuando soy más loco que cuerdo, cuando imagino que te fuiste con el alba, pero sólo por un momento para volver a ser vos, para ser esa mujer que día a día reinvento mientras conjugo el verbo esperar en presente, y que imagino hace lo mismo pero en otro idioma.

En los instantes en los que tu voz y tu recuerdo atraviesan el espacio y se sumergen en el mar antes de remontar los Andes, trato de imaginar cómo estarás, y para darme ánimo y seguir soñando, pienso en nosotros cuando éramos chicos, en el tiempo maravilloso que vivimos en nuestro barrio cuando éste era sólo un continenente por descubrir, y te confieso que puedo quedarme elucubrando durante muchos días, pero vaya uno a saber que puede llegar a pensar mi gato si me ve hablando solo y haciendo trazos en el aire, y que dirá cuando escuche que estoy cantando a todo pulmón "All you need is love" mientras camino por toda la casa vestido con un traje de color rojo, zapatos verdes, un  sombrero de copa amarillo, un collar de flores colgado del cuello, y un cartel luminoso con tu nombre. No te imaginás con qué propiedad me habla de la vida y de la cordura desde que se leyó su primera novela. El otro día me sorprendió maullando en francés.

PD: No te imaginás, pero dibujarte en el aire, me ha ayudado a  imaginar el abrazo que dejamos empezado detrás de las dos tazas de café que nunca nos tomamos.


Luis Carlos Bonilla SandovalAgosto 21 de 2011

Fotografia: Luis Carlos Bonilla Sandoval (Nivelles)
                   

viernes, 12 de agosto de 2011

DE REPENTE








A tu lado abracé el alba de un invierno, entonces supe que eras cierta, y fue entonces cuando te dije que me gustaría amasar la noche contigo y salir disfrazado de horizonte en la mañana, y que si llegaba la noche y estábamos juntos, nos sentáramos en en un cacho de la luna.

Hubiera querido también decirte que acariciaba la idea de ser tu séptimo sentido, la silla que te aguanta, tu peine de color, contar contigo, decirte que dobláramos las calles para guardarlas en cajitas de colores sin que nos importara la lluvia y el desorden de la gente, decirte que sembráramos guayabas, que quería ser el calcio que te dan tus vitaminas y el cordón umbilical de de tus zapatos.

De repente de la risa se hizo el llanto silencioso y de las bocas distantes nació el adiós, de repente de la calma se hizo el viento que de los ojos deshizo la última llama, y de la pasión se hizo el presentimiento y del momento inmóvil se hizo el drama.
De repente, no más que de repente, de la amiga próxima se hizo el amor distante y de la vida una aventura errante.
De repente, no más que de repente.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Agosto 12/2011

Foto: Luis Carlos Bonilla Sandoval

domingo, 7 de agosto de 2011

POEMA DE OTOÑO























Quisiera regalarte los anillos de Saturno,
resolver contigo el teorema de mi vida,
olvidar el año en el que vivo, pero mi gato dice que la pasaría mejor recordando viejas canciones y encendiendo el fuego de la chimenea.

Y si pasa el tiempo y no he resuelto nada,
entonces bailaré con mi sombra, cantaré tus canciones, gastaré mi vida,
dejaré de ser próximo para ser distante,
guardaré tu nombre  en medio de un libro
y sabré entonces que te has alejado sin haber venido.

Y si te asaltan las horas recordando en silencio,
borra mi nombre con nuevas canciones,
mira las golondrinas, los tejados, la lluvia,
pinta el otoño, el marrón de sus hojas,
tu amor estará resuelto, lo mismo tu vida,
no es muy romántico, pero te dará resultado.


Luis Carlos Bonilla Sandoval  - Agosto 07 de 2011

Fotos: Luis Carlos Bonilla Sandoval (Santa Elena)

jueves, 4 de agosto de 2011

DE TIEMPOS Y DESTIEMPOS





Tiempo es lo que no tengo por culpa de un reloj, mi madurez,
el que se escapó llevándose mis días, la nostalgia,
el que extravié mientras pensaba cómo decirte que te amaba,
el que se llevó mi barrio, mi esquina y mi cometa,
el que trajo mi primera lección de amor, mis desengaños.

Tiempo el que caminó entre nosotros, el olvido,
el que pasó fugaz cerrando tu casa, mis recuerdos,
el que me vistió de años para robar mis canciones, la alegría,
el que se llevó el dorado trigal de tu cabello, tu silencio
y maduró a destiempo tu risa adolescente y tu cintura.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Agosto 4/2011

Fotografia: Luis Carlos Bonilla Sandoval - Km 30  Santiago de Cali

viernes, 22 de julio de 2011

INCREDULIDADES


















Podría decirte muchas cosas que quizás no creerías,
decirte por ejemplo que inventé un día nuevo para la semana entrante,
que me llamaron de Saturno para ofrecerme trabajo,
que en el sur de Somalia se regala Coca cola con hielo,
y que en el cuerno de África se bota el agua.

Decirte que la utopía es una alternativa,
que el pato Donald habla claro y lee comerciales en árabe,
que Gadafi se broncea en las playas de Miami
y come hot dogs mientras firma autógrafos en el Central Park.

Decirte que ninguna catástrofe es un desastre,
decirte que soy un tipo extraño,
que tal vez soy nadie cuando me despierto
que soy mucho cuando no pienso,
y que me gustaría deshojar la Rosa de los vientos en el Polo Norte.



Luis Carlos Bonilla Sandoval – Julio 22/2011
Fotografía: Penumbra - Luis Carlos Bonilla Sandoval


lunes, 18 de julio de 2011

NINGUNA





Después de todo y antes que nada,
quiero que sepas que he estado buscando tu recuerdo,
y que lo he hecho en las letras de canciones,
en mi ayer lleno de historias, en llantos de mil ausencias y en tristezas repetidas,
y que ahora que no estás, he empezado a preguntarme,
que a cuál de mis amores en pasado te pareces,
y todo indica que a ninguna te pareces,
porque ninguna no es un nombre,
ninguna es un pronombre indefinido.


Luis Carlos Bonilla Sandoval - Julio 8/2011

Foto: Google

sábado, 9 de julio de 2011

CHAU FACUNDO







LA VIDA ES BELLO PELIGRO

Entre pobres yo nací,
entre pobres me crié,
entre pobres voy viviendo,
y entre pobres moriré.

Yo siempre quise vivir
y porque quise yo vivo,
solo diciendo que si,
se cumple nuestro destino.

Yo vengo de donde el Diablo
perdió la categoría,
el conquistador la fuerza,
y la inocencia María.

Vengo de donde Francisco,
se casa con la Teresa,
todas las noches de año
y casi todas las siestas.

Suelo pasar el invierno
con la leña que recojo,
no soy esclavo ni amo
para vivir de los otros.

El Hornero hace su nido
como yo hago mi canción,
cada cual con cada uno,
es ley de la creación.

Tal vez mañana me vaya
si se me ocurre partir,
y si no me da la gana,
me quedaré por aquí.
no será más pobre el mundo.

El día que yo me muera,
otro canalla andará
agitando por la tierra,
no pierdo tiempo en cuidarme,
la vida es bello peligro.

Del peligro del amor
mi madre tuvo siete hijos,
si ella se hubiese cuidado
de mi padre y su fervor,
a la reunión de esta noche,
le faltaría un cantor.

Facundo Cabral

Rodolfo Enrique Facundo Cabral, nació en La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina el 22 de Mayo de 1937 y murió asesinado en la Ciudad de Guatemala el 9 de Julio del 2011

Fotos: Google

lunes, 4 de julio de 2011

THÈRESE






Me gusta recordar tu nombre mirando besos dibujados en antiguas servilletas,
en el fondo de cajitas de chicles, en fotografías recortadas,
en las líneas borrosas de cartas amarillas,
y en el perfume que se ocultó en los pliegues de un pañuelo.

Me gusta recordarte en las canciones de Cat Stevens,
en el humo de la tarde, en un mate largo, en mis camisas,
soñar que caminamos por campos de fresas para siempre,
que no hay enero, tampoco lunes.

No quiero llorar tu ausencia ni ver el calendario,
no quiero recordar que crecimos caminando caminos diferentes,
quiero olvidar que entre nosotros pasaron los años y la vida,
y que permanecer es difícil, si no estamos presentes.

Quiero que sepas que no es bueno estar solo porque uno envejece antes,
y que antes de que esto me suceda,
te voy a enviar un mail con una foto y un adjunto que te diga,
que no te olvido, que todavía guardo tus cartas,
y que voy a dejar que me vaya un poquito bien
para tener de que hablar cuando te vea.


Luis Carlos Bonilla Sandoval - Julio 04/2011
Homenaje para mi amiga


Fotos: Archivo Google

jueves, 19 de mayo de 2011

CAMINANDO CON MI SOMBRA






















“En la sombra de un hombre que camina, hay más enigmas que en todas las religiones del mundo”
(Vita Sackville West)

Desde hace algún tiempo Lewis Charles Goldman ha estado obligándome a cometer los actos más degradantes que puede soportar un ser humano y estas prácticas han transformado mi vida de tal manera, que mis comportamientos extraños y violentos, me han convertido en un proscrito para mis amigos y familiares.

Debo confesar que mis desgracias comenzaron cuando decidí mudarme a una casa ubicada en la Calle 11 Sur Nº 15-120 de la ciudad de Santiago, inmueble que era mirado con cierto temor por los vecinos, quienes a su vez comentaban que en el interior de la vivienda, se ocultaba algo siniestro, sospecha que admití dos semanas después de estar habitándolo, pues fue solamente durante ese tiempo que tuve la posibilidad de descubrir que algo ó alguien me estaba generando perturbaciones que se veían reflejadas en las extenuantes escenas unipersonales que empecé a construir frente a un espejo.
“El otro en mí, el yo soy el que era más otro” me había advertido que un día cualquiera, caeríamos en una escisión de personalidades de la que solo uno de nosotros saldría con vida.

Con el paso de los días empecé a experimentar alucinaciones autoscópicas que me ubicaban en el espacio exterior desde donde podía ver a una persona exactamente igual a mí, emergiendo de mi sombra. Mi otro yo comenzó a mentirle a todos los que me conocían, a especular con la apariencia prefabricada de un escritor bohemio que sabía hablar del amor que predicaban los poetas, que disertaba con la misma facilidad de la vida y de la muerte, que hablaba con apasionamiento de mundos y culturas desconocidas y cuando notaba que me había destrozado con sus actos, mis actos, empezaba a decirme en medio de burlas que si iba a pasarme la vida ocultando lo que soy, ésta nunca me daría lo que yo estaba buscando.

Mis pensamientos y emociones dejaron de pertenecerme para convertirse en el escondite de Lewis Charles Goldman, quien a su vez comenzó a transformarlos en un espacio desarrollado sobre la base del Binomio de los opuestos.

Dentro de los penosos acontecimientos de mi diario vivir, había uno en particular que se presentaba cuando trataba de acercarme a mis compañeros de estudio, ya que en esos momentos y sin que lo pudiera evitar, lo hacía mi sombra desnudando de manera descarada emociones y sentimientos que yo no podía controlar. Las vejaciones hacia mis amigos y familiares, fueron aumentando en la medida en que se hacían más frecuentes mis conversaciones con Lewis Charles y mi moral o lo que quedaba de ella, a ser absorbida por este oscuro personaje.

A pesar de mis desventuras había retomado mis actividades en el Taller de literatura y esta labor tan placentera, me hizo sentir otra vez que estaba vivo, que podía amar, creer, disentir y aceptar sin excluir, motivaciones y sensaciones maravillosas que me hicieron pensar que Lewis Charles Goldman comenzaba a abandonarme. Esto último lo creí una noche cuando me dijo sin ninguna clase de recato, que mientras yo perdía el tiempo en el Taller Literario y detrás de algunas tazas de café, él recorría callejones sórdidos en los que daba rienda suelta a todas las bajas pasiones.

Y fue en una de ésas noches mientras conversábamos de cosas que nos eran comunes, que comprendí, que la interpretación paranormal que le estaba dando a la visión de estar frente a él, estaba dejando de ser algo mío. Mi vida retomaba su curso.

Un amanecer mientras dormía, escuché ruidos que parecían provenir del interior del mueble de madera de dos naves que utilizo para guardar mi vestuario, y como he tenido la costumbre de tener bajo la almohada un puñal, lo tomé con la mano derecha, me encaminé hacia el guardarropa y abrí las puertas, pero cuál no sería mi sorpresa, en su interior se encontraba Lewis Charles Goldman vestido con mis jeans nuevos, mi franela favorita y mis zapatos de cuero albo. Al verlo consideré que ya era suficiente, que no podía aceptar ni un minuto más su intromisión en mi vida, así que lo conminé a que me devolviera mis pertenencias y que abandonara la casa, pero al no obtener respuesta alguna, me le abalancé blandiendo el estilete y se lo hundí en el vientre hasta la empuñadura en un perfecto mete y saca que no provocó hemorragia; envalentonado y sin soltar el arma di un salto hacia atrás esperando alguna reacción para contraatacar pero viendo que permanecía inmóvil, supuse que se burlaba de mí como era su costumbre, entonces le hundí la almarada con sevicia hasta que las fuerzas me abandonaron.

Después de algunos minutos y muchos gritos de mi parte, el lugar quedó en silencio y vi que en el suelo estaban mis zapatos destrozados y mi ropa hecha jirones. Lewis Charles Goldman había muerto y yo había dejado de ser mi propia obsesión.


Luis Carlos Bonilla Sandoval - Abril 2011


Fotos: Luis Carlos Bonilla Sandoval
Locación: Playas de El Rodadero - Santa Marta (Colombia)






lunes, 18 de abril de 2011

EPITAFIO ESCRITO EN LA PARED DE MI CUARTO






El día que tu recuerdo se borró de mi piel y tu perfume se desvaneció de mi almohada y de mis franelas, escribí tu nombre en una pared de mi habitación, y lo hice con errores de ortografía para despedirte. Bienvenido sea tu olvido, porque tu amor si acaso existió, fue sólo instantáneo.
No estoy para nadie ni para alguien.

Luis Carlos Bonilla Sandoval - Abril 17/2011

Fotos: Luis Carlos Bonilla Sandoval (Quinta de San Pedro Alejandrino)

miércoles, 6 de abril de 2011

NOSTALGIA DE VOS









Tus lápices de colores, tu delantal blanco, la plastilina.
Un borrador sin nombre, tus cuadernos sin el mío.
Las ganas de verte y no verte,
el domingo no termina.

Mis cuadernos con tu nombre,
las notitas no entregadas,
en mi pupitre tu nombre
y en las paredes del barrio un corazón sin nosotros.

Mis malas calificaciones por vivir soñando en clases,
el timbre que suena, me despierta una tiza.
Ya no habrá más historia, tampoco de geografía,
logaritmos y ecuaciones ni siquiera geometría.

Mi bicicleta y yo celadores de tus sueños,
helado de leche y pasas en vasito de aluminio,
flores rojas en papel de hacer cometas,
corazones de caramelo.

Los años se fueron con las canciones de Lennon y McCartney,
con mi primera cerveza, en el humo de un cigarro,
no tuve tu foto de carné ni tus trenzas doradas delantal blanco,
sólo un corazón en un muro como punto de partida.

He regresado, son muchos años de carnaval y comparsa,
tu nombre está en mi pupitre y en las paredes del barrio,
pero John Lennon está muerto
y Paul ya no canta Yesterday con su Epiphone Texan.


Luis Carlos Bonilla Sandoval

Fotos:Luis Carlos Bonilla Sandoval

domingo, 6 de febrero de 2011

SER ADULTO







Si hubiera sabido que al terminar mis estudios iba a dejar de ser el extraño del pelo largo para convertirme en un ciudadano respetable que paga sus impuestos cumplidamente mientras sueña con jubilarse, conocer a Oskar Matzerath para que me prestara su tambor de hoja lata, hubiera sido de gran ayuda.

Pero aquí estoy en pleno siglo XXI firmando mi confesión frente a la pantalla de un computador, desnudando las debilidades de quien se niega a crecer, y estrangulado por un mal que los sabios de papel llaman “La crisis de la edad adulta”.

¿Pero puedo tratar esta infección con alguna de las medicinas que dicen tener guardadas en frasquitos de colores los poseedores de la verdad revelada? Creo que no. Realmente la única enfermedad que tengo es que el Estado me convirtió en un número de identificación que sólo será borrado de sus archivos cuando me muera, o sea que me volvieron adulto sin preguntarme si lo quería.

Después de esta irremediable antesala a la adultez, tuve una reacción muy particular, pues descubrí que la sociedad no cree mucho en los que como yo utilizan jeans desteñidos, viven en la onda del“Peace and Love”, saludan haciendo el signo de la paz y llevan consigo botones metálicos alusivos al “Make Love no War” y al Woodstock del 69

Para completar este panorama bastante desolador, pero normal para estos tiempos según lo aseguran los sicólogos mientras invitan al diván para escuchar las monsergas de Freud y Jung, el Ché de Korda desapareció de las manifestaciones estudiantiles para irse a vivir dentro de las agencias de publicidad, la luna no es de queso como me habían dicho cuando estaba chico, la capa de ozono está rota y no hay quien la pueda remendar, los marcianos ya no nos visitan como antes, el mundo no sabe en dónde se encuentra Mafalda, Paul McCartney dejó de ser ex Beatle para convertirse en Sir Macca, y el Niño Dios de este siglo vive en almacenes de cadena, contesta las cartas por Twitter y juega Xbox 360


Luis Carlos Bonilla Sandoval - Febrero 06/2011

Foto: Google

sábado, 29 de enero de 2011

EDUARDO GALEANO: Para los mayores de cuarenta



"Soy un escritor que quisiera contribuir al rescate de la memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de América Latina, tierra despreciada y entrañable."

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los niños, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a usar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de botar todo por la borda, incluyendo los pañales ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!

Si, ya lo sé, a nuestra generación siempre le costó tirar las cosas. Ni los desechos nos resultaron muy desechables, y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo. No, yo no digo que eso era mejor, lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de sonido una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor del computador todas las navidades.

Guardo hasta los vasos desechables, lavo los guantes de látex para usar de nuevo, es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida, es más, se compraban para la vida de los que venían después. La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas, y ahora resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado la nevera tres veces.

Nos están fastidiando. Yo los descubrí. Lo hacen adrede. Hoy todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica. ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike?
¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista? ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?

Todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura. Lo juro. Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)

No existía el plástico ni el nylo, la goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando, las quemábamos en la Fiesta de San Juan.
Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De por ahí vengo yo y no es que haya sido mejor, es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el "guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo", pasarse al "compre y tire que ya se viene el modelo nuevo".

Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de Celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. A mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo, lo que servía y lo que no, porque algún día las cosas podían volver servir. Le dábamos crédito a todo.

Si, ya lo sé tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín infantil y no sé cómo no guardamos la primera caquita del bebe.

¿Cómo hacer entender a esa gente que me cuesta desprenderme de mi celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron? En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubiertos.
Y guardábamos ¡Cómo guardábamos! Todo lo guardábamos. Guardábamos hasta las tapas de los refrescos ¿Cómo para qué? para limpia-zapatos, los poníamos delante de la puerta para quitarnos el barro. También, enganchadas a una piola, se convertían en cortinas para los bares.

¡Ah, las cosas que usábamos!: faroles, agujas, botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo, se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón... partes de lapiceros que algún día podíamos volver a usar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin el lapicero, lapiceros sin el capuchón, encendedores sin gas, o encendedores que perdían el resorte, resortes que perdían a su encendedor, etc.

Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las cuchillas, Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el año escolar.
Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas, pasaban del congelador al techo de la casa porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que una rosa.

Las cosas NO eran desechables. Eran guardables. ¡Ah, los Periódicos! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de caucho, para poner en el piso en los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver las plátanos o la papaya verde. ¡Ah, las veces que nos enterábamos de alguna noticia leyendo el diario pegado a un trozo de carne!

Y guardábamos también el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de Pinitos de Navidad y las páginas del Almanaque para hacer cuadros, los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas, los fósforos usados porque podíamos prender una hornilla, las cajas de cartón los de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía “éste es un 4 de bastos”.

Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos, así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada, ni siquiera a Walt Disney.
Y cuando nos vendían helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos decían: "Cómase el helado y después tire la copita", nosotros dijimos que sí, pero, ¡Minga que la íbamos a tirar! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas, las latas de arvejas y de duraznos se volvieron materas y hasta en teléfonos.

Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Los panales de los huevos se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella, y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos.

¡Ah no lo voy a hacer! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables, pero no cometeré de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por "modelos" más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los "lindos" o "lindas", con "brillo y glamour".

Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, entonces tendría que plantearme seriamente entregar a la bruja' (mi esposa) como parte de pago por una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.


"Toda pobreza, se nutre de alguna riqueza"

Eduardo Germán Hughes Galeano Galeano


Fotos: Google

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