sábado, 25 de octubre de 2014

LOS OLORES PERDIDOS DE MI BARRIO




Mi barrio alguna vez sudó partidos de fútbol y rock de los Stones,
tenían sus esquinas el aroma de las películas contadas por barras de muchachos,
noches con olor a cortadas en los brazos, brillo de puñal y vidrios rotos,
pero se extravió la voz del camaján y el aroma dulce del bareto
¿Qué pasó, dónde se fueron los besos con sabor a chicle y marihuana?

Ya no se ven muchachas caminando presurosas,

tampoco las cartas escondidas con la foto prometida
se murió el amor que vivía en los parques y zaguanes
hoy es clara la distancia que va de una calle a otra
mi barrio se deshizo en el olvido poco a poco.

Barrio de mi ayer, tu teatro ya no huele a cinéfilo solitario

desapareció el aroma a matiné con sabor a dulces y besos esperados
tu cine club murió un sábado cualquiera para darle paso al DVD,
envejeció el portero y su linterna, ya no huelen a cera sus pisos y rincones
desapareció el olor a detergente barato de sus baños

¿Qué se hizo el aroma a carne frita y a gol anulado de tus calles?

 ¿El tufo a rata muerta envuelta en periódicos del jueves?
¿Dónde está el olor del mango biche, el aroma de la tiza y los cuadernos?
¿Qué sucedió con la revista Life, el Ché de Korda y el primer viaje a la luna?
¿Dónde está la Amparo Arrebato de Richie Ray, que pasó con Micaela?

Los Long play no existen, tampoco los cassettes de mi fugaz adolescencia

se acabó el aroma de la tinta de imprenta del domingo,
el sexo frustrado, la cita clandestina con la mujer del vecino
ya no hay bacanes ni gozonas bailando una pachanga
no se escucha la flauta de Pacheco y su Charanga.

La Quince, otrora calle de todos cruzada por el viento,

hoy huele a cemento, a polución y a marica sempiterno
a la ansiedad de la que busca y al temor del que es buscado,
no viven en sus bares las canciones del Jefe Daniel y  Charlie Figueroa,
Laserie murió y Ledesma ya no canta a Manzanero.

Mi barrio alguna vez fue todo esto, pero envejeció sin nosotros,

se murieron locos sus locos y sus parias los siguieron
se marcharon para siempre Cortijo, Rivera y Feliciano
Vicentico Valdés se llevó Los aretes que le faltan a la luna,
Lavoe se ahogó en el interior de una jeringa sin despedirse de su gente
y en el treinta y cinco falleció Gardel y el olor de la gomina.

Luis Carlos Bonilla Sandoval 


Fotografias: Luis Carlos Bonilla Sandoval  

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Luis Carlos, te reitero mis felicitaciones en :

"Los olores perdidos de mi barrio"
logras activar los recuerdos que se impregnaron en nuestros sentidos y, que por el ir y venir en el que nos envuelve la cotidianidad, dejamos de percibir, de aspirar.

Un abrazo,
Sonia Emilce García S.

Mari-Pi-R dijo...

Esos olores de tu barrio se han perdido por todos los barrios, que pena! que no se viva esos olores que nos hacían sentir felices con ellos con tan poca cosa.
Muy bonito tu escrito, un feliz domingo.

sergio dijo...

que nostalgia, todo se fue y solo quedamos nosotros con nuestros recuerdos, me gusto, muy bien , un abrazo

la MaLquEridA dijo...

Todo se va por la coladera de la mano de la lluvia con su afán renovador y de los humanos en el afán de ir siempre adelante.


Saludos

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