jueves, 25 de marzo de 2010

DÉJÀ VU








Febrero 23 del año 2030
Querida Rose:
Son las seis de la mañana. Hasta aquí, todo puede parecerte normal, pero creo que estoy asistiendo a una experiencia ya vivida que me ha hecho considerar, que el abismo de hoy, no es el mismo de ayer, y que su fondo va a ser imposible de calcular, a no ser que me pare en el borde y arroje una piedra que me permita escuchar el clunck al final del recorrido.
Me queda una duda:
¿El abismo tendrá fondo?

Te escribo esta carta porque quiero que conozcas lo que me está sucediendo, aunque no podría explicarte más de lo que logres entender, si es que acaso lo que estoy consignado en esta esquela, tenga alguna explicación lógica, porque aquí nada es igual ni distinto. Solo existe.

06:05 Debo confesarte que no es la primera vez que caigo en estados de paramnesia, y que lo peor empezó hoy cuando me levanté de la cama, pues a partir de ese momento sentí un silencio extraño en el ambiente que me hizo pensar, que algo no estaba funcionando, sobrecogimiento que para mi desgracia, pude comprobar mientras me disponía a preparar un café

Estos son los hechos:
La habitación en la que me encuentro, no es la misma que compartimos dos noches atrás cuando cumpliste años. Nada encaja en ese intervalo de tiempo que he comenzado a considerar perdido. Sólo el calendario que me regalaste para que no olvidara esta fecha, me permitió creer por un instante, que no estaba viviendo una pesadilla. Permanecía colgado en la puerta del baño con tus labios impresos en una de sus hojas, pero lejos estaba del principio, pues descubrí en su carilla principal, que corría el año 2030 del vigésimo tercer día del mes tres, situación que me perturbó, pues la última vez que nos vimos fue el veintiuno de febrero del 2010 para tu aniversario.

06:20 Podrás pensar que estoy loco, pero creo que me encuentro en otra dimensión, y que debo considerar que no existes, que no hay un destino al que pueda remitir esta carta, aunque me consuelo al recordar que alguna vez dijimos que nada es lejos mientras exista.

06:50 Desconozco como llegué a este lugar, y tampoco se si podré abandonarlo. Lo único cierto, es que te amo, y que debí haber hecho caso cuando me dijiste que nos fuéramos a vivir a las montañas, sin ambiciones y sin tecnología.

07:00 No puedo seguir escribiéndote. Me encuentro afuera de lo que es o existe, en medio de la nada, en un lapso de tiempo en el que el volumen de las cosas es una utopía.

07:03 Alguien abrió los siete sellos para revelar su contenido, y tras la apertura de los cuatro primeros, han arribado los jinetes en sus caballos de colores trayendo consigo un hongo de fuego que todo lo destruye. Rose: La piedra que arrojé al abismo, sigue cayendo.

Luis Carlos Bonilla Sandoval - Febreo 21/2010

Fotos: Luis Carlos Bonilla Sandoval


3 comentarios:

Zayi Hernández dijo...

Que bueno Luis!!!! Excelente!!! me quedo con el abismo y la extraña pero persistente necesidad de saber si tiene o no tiene fin...Yo rodé como tu piedra por uno, pero tuve suerte y alguien me sacó por los pelos...así que no llegué al fondo...
Un besito.

Mar Cano Montil dijo...

¡Uf, Luis, qué angustia, Mon Dieu!

Un día te levantas tranquilamente a preparar café y ¡¡¡han pasado veinte añooos!!!

¿Cómo se encaja ese abismo?,¿Quizás recurriendo al alpha y al omega?

No lo sé, pero el caso es que esa sensación de ser una piedra cayendo al hondo abismo también la he tenido yo...Ahora no sé si es mejor, pero me parece estar caminando por un puente de tablillas de madera ¡tremendamente inseguras!! ¡Y cada vez va todo mucho más deprisa!! Espero poder sujetarme bien para no caer...

;=))

Un abrazo, Luis y buen finde.

Rembrandt dijo...

Un bello texto Lukas, me ha hecho acordar a los primeros escritos que leí de tí, un tanto fantástico.

A veces cuando me siento caer busco como acirme y por suerte lo encuentro en mi interior, aunque te confieso que alguna que otra vez he necesitado de alguien y tuve la suerte de hallarlo en el momento justo.

Te beso con mucho cariño.

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