sábado, 27 de agosto de 2011

BLODY MARY





No debería hacerlo, pero estoy recordando la tarde cuando entramos al Sunset bar atraídos por la promoción de pague dos cocktaíls y lleve tres, y que en ese lugar no pude vivir el carnaval de besos con sabor a Blody Mary que imaginé, tendría contigo.

Sentir en su orden las tres partes de vodka mezcladas con las seis partes de zumo de tomate, la pizca de sal y pimienta negra, las seis gotitas de salsa Worcestershire, las cinco de salsa de Tabasco y el chorrito de zumo de limón en el borde de tus labios escarchados con sal gruesa, e intentar robar la aceituna que mantenías oculta bajo tu lengua, dejó de ser mi obsesión para convertirse en una utopía, y mis ganas de buscar tus pechos bajo el jersey ajustado de color rojo que llevabas esa tarde, se esfumaron cuando escuché que le pedías palomitas de maíz al camarero a través de tu móvil Nokia extraplano.

Todavía me estoy preguntando sí con este acontecimiento ridículo que provocaste, estabas mostrándome que tenías un equipo de telefonía de alta gama que yo nunca podría comprar, o que a tus cuarenta y tantas primaveras no te interesaba mi pasión otoñal mezclada con colonia "Oscar Pour Lui" de Oscar De La Renta.

Te confieso que cuando vi como especulabas con tu colección de tarjetas de crédito y la pantalla táctil de tu móvil, quise que en ese momento hubiera llegado la agente especial del FBI Dana Scully, esa escéptica doctora en medicina forense de la serie "Los expedientes secretos X" que no cree en ovnis, y que tú debes haber visto en TV. Pienso que con ella las cosas no hubieran sido tan complicadas, y que a lo mejor después de cruzar algunas palabras nos habríamos dado un beso y  me habría pedido que le extrajera con mis labios el implante que lleva en la base del cuello desde que fue abducida por el Sindicato.

Luis Carlos Bonilla Sandoval - Abril 05/2011


Fotografías: Google

domingo, 21 de agosto de 2011

NO TE IMAGINÁS








No te imaginás la alegría que me da cuando te escucho, es una sensación que sólo puedo comparar con la alucinación que experimento cuando te siento cerca aunque estés distante, y esta felicidad sólo puedo compararla con la fiesta que vivo en los momentos en los que dibujo en el aire las líneas de tu cuerpo, cuando me río solo, cuando soy más loco que cuerdo, cuando imagino que te fuiste con el alba, pero sólo por un momento para volver a ser vos, para ser esa mujer que día a día reinvento mientras conjugo el verbo esperar en presente, y que imagino hace lo mismo pero en otro idioma.

En los instantes en los que tu voz y tu recuerdo atraviesan el espacio y se sumergen en el mar antes de remontar los Andes, trato de imaginar cómo estarás, y para darme ánimo y seguir soñando, pienso en nosotros cuando éramos chicos, en el tiempo maravilloso que vivimos en nuestro barrio cuando éste era sólo un continenente por descubrir, y te confieso que puedo quedarme elucubrando durante muchos días, pero vaya uno a saber que puede llegar a pensar mi gato si me ve hablando solo y haciendo trazos en el aire, y que dirá cuando escuche que estoy cantando a todo pulmón "All you need is love" mientras camino por toda la casa vestido con un traje de color rojo, zapatos verdes, un  sombrero de copa amarillo, un collar de flores colgado del cuello, y un cartel luminoso con tu nombre. No te imaginás con qué propiedad me habla de la vida y de la cordura desde que se leyó su primera novela. El otro día me sorprendió maullando en francés.

PD: No te imaginás, pero dibujarte en el aire, me ha ayudado a  imaginar el abrazo que dejamos empezado detrás de las dos tazas de café que nunca nos tomamos.


Luis Carlos Bonilla SandovalAgosto 21 de 2011

Fotografia: Luis Carlos Bonilla Sandoval (Nivelles)
                   

viernes, 12 de agosto de 2011

DE REPENTE








A tu lado abracé el alba de un invierno, entonces supe que eras cierta, y fue entonces cuando te dije que me gustaría amasar la noche contigo y salir disfrazado de horizonte en la mañana, y que si llegaba la noche y estábamos juntos, nos sentáramos en en un cacho de la luna.

Hubiera querido también decirte que acariciaba la idea de ser tu séptimo sentido, la silla que te aguanta, tu peine de color, contar contigo, decirte que dobláramos las calles para guardarlas en cajitas de colores sin que nos importara la lluvia y el desorden de la gente, decirte que sembráramos guayabas, que quería ser el calcio que te dan tus vitaminas y el cordón umbilical de de tus zapatos.

De repente de la risa se hizo el llanto silencioso y de las bocas distantes nació el adiós, de repente de la calma se hizo el viento que de los ojos deshizo la última llama, y de la pasión se hizo el presentimiento y del momento inmóvil se hizo el drama.
De repente, no más que de repente, de la amiga próxima se hizo el amor distante y de la vida una aventura errante.
De repente, no más que de repente.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Agosto 12/2011

Foto: Luis Carlos Bonilla Sandoval

domingo, 7 de agosto de 2011

POEMA DE OTOÑO























Quisiera regalarte los anillos de Saturno,
resolver contigo el teorema de mi vida,
olvidar el año en el que vivo, pero mi gato dice que la pasaría mejor recordando viejas canciones y encendiendo el fuego de la chimenea.

Y si pasa el tiempo y no he resuelto nada,
entonces bailaré con mi sombra, cantaré tus canciones, gastaré mi vida,
dejaré de ser próximo para ser distante,
guardaré tu nombre  en medio de un libro
y sabré entonces que te has alejado sin haber venido.

Y si te asaltan las horas recordando en silencio,
borra mi nombre con nuevas canciones,
mira las golondrinas, los tejados, la lluvia,
pinta el otoño, el marrón de sus hojas,
tu amor estará resuelto, lo mismo tu vida,
no es muy romántico, pero te dará resultado.


Luis Carlos Bonilla Sandoval  - Agosto 07 de 2011

Fotos: Luis Carlos Bonilla Sandoval (Santa Elena)

jueves, 4 de agosto de 2011

DE TIEMPOS Y DESTIEMPOS





Tiempo es lo que no tengo por culpa de un reloj, mi madurez,
el que se escapó llevándose mis días, la nostalgia,
el que extravié mientras pensaba cómo decirte que te amaba,
el que se llevó mi barrio, mi esquina y mi cometa,
el que trajo mi primera lección de amor, mis desengaños.

Tiempo el que caminó entre nosotros, el olvido,
el que pasó fugaz cerrando tu casa, mis recuerdos,
el que me vistió de años para robar mis canciones, la alegría,
el que se llevó el dorado trigal de tu cabello, tu silencio
y maduró a destiempo tu risa adolescente y tu cintura.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Agosto 4/2011

Fotografia: Luis Carlos Bonilla Sandoval - Km 30  Santiago de Cali

     DIATRIBA FRENTE AL ESPEJO®   Como sabía que en el Taller de Literatura de la universidad, el profesor me iba a preguntar el signi...