martes, 23 de junio de 2009

NOCHE DE AMANTES ETERNOS











Voy a esperar a que el sol se oculte, que desaparezca el horizonte para verte.
Sé que la luz es un puñal de acero que destroza tu cuerpo, mi deleite,
que debo aguardar hasta que las campanas de la iglesia se silencien,
estar vestido de penumbras cuando salgas del sepulcro,
y ser tu elíxir de vida más allá de la muerte.


Las horas han pasado, y el sol ha muerto. Ya siento tu presencia y tu perfume.
¡Oh placer querida mía! Las sombras no ocultan tus líneas a mis ojos, puedo ver tu piel desnuda, tus pechos palpitante... tu sexo, lo permites.
Con los ojos me pides que te ame, que te deje beber mi sangre, que es preciso, que el amor es entre dos, y es para siempre.


Entrelazados sobre el piso de la cripta, sintiendo como clavas tus navajas en mi cuello, te he dicho que quiero ser una alma centinela, dejar atrás Estigia y a Caronte, hundirme contigo en las tinieblas de la muerte en vida, seguir siendo tu amante, que hagas de mi lecho durante tres noches tus dominios, ser la envidia del que vive sus desesperanzas, y no ser tan sólo un cadáver que yace junto al tuyo en una tumba de sueños infinitos.


Luis Carlos Bonilla Sandoval – Junio 23/2009



Imágenes: Internet/Google


sábado, 6 de junio de 2009

NOCHE DE RONDA











La muerte anda de ronda. Ocupa todos los espacios porque sabe que todo y todos, le pertenecen. No tiene prisa, simplemente aparece. Sus métodos de selección, y de control son diversos, y al índice de su manual de operaciones, le ha anexado un nuevo capítulo: Ha descubierto cómo convertir una simple gripa en pandemia.

Supe por comentarios que hicieron en el callejón, que no tiene sexo, y que ríe cuando se entera de que las enfermedades terminales siguen vigentes, pues en estos casos siente que su llegada será más placentera. Sus herramientas de trabajo tan diversas, las ha entregado a los humanos para que las perfeccionen, y algunos escogimos la que era, y seleccionamos nuestro objetivo con tiempo suficiente para que todos los medios de comunicación hablaran de nosotros, y así poder llegar de una al salón de la fama.

Hoy recuerdo que fui contratado por unos señores de espejuelos ahumados que me pidieron que apareciera en escena como actor principal cuando un auto de color blanco, europeo y nuevecito de placas oficiales, hiciera su aparición en mi barrio durante la inauguración de una escuela que ni techo tenía. Decían que al final, después de hacer el trabajo, no habría nada más de que hablar, que cambiaría la vida en la ciudad, y que cambiaría la mía.
Realmente poco me importaba si el hombre de la foto que me habían entregado para que tumbara era el presidente del partido "Rebúscate como puedas", actualmente en el poder, que si era bueno o malo en su casa con los hijos, que si tenía esposa y querida. Lo cierto era que nada había hecho por mí, pero yo si haría mucho por él. Lo convertiría en mártir sin cobrarle un solo peso ¡A mi qué!

Sólo sabía que le tocaba perder, que era él o yo, que no me iba a entristecer cuando lo viera muerto dentro del auto como sí me sucedió cuando vi morir desangrado a Pedro Navaja en la avenida, que no tenía tiempo para echarme atrás, que el canto de la ametralladora tenía que hacer un coro celestial con el chirrido de las llantas de la moto cuando estuviéramos escapando hacia la salvación, que después frente a la escuela, sólo debía quedar la señora sorpresa haciendo conjeturas, que esperaba que nada nos fallara para poder tomarnos unos tragos con los amigos y las nenas, y que al final del día, cuando todo estuviera frío, allá en el cielo no me estuviera recibiendo mi juez.

Yo tenía quince años el día que iban a inaugurar la escuela, y Pepe diez y seis. Hoy mi amigo tiene veinte de estar muerto, no tengo los quince míos, pero sí los veinte suyos de estar sentado en una silla de ruedas con una bala de fusil R-15 incrustada en la espina dorsal, estoy más viejo y me da pena decirlo, y él sólo llegó a tener diez y seis años. Se quedó joven para toda la ternidad.
Creo que debe estar allá arriba buscándome en medio de las nubes para salir por ahí, y seguro que tiene una motocicleta mejor que la que manejaba el día que nos despedimos para siempre.

Luis Carlos Bonilla Sandoval – Junio/2009
Tema musical: Sicarios - Rubén Blades
Imágenes: Internet

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